“Sólo hay dos medios de pagar deudas; por el trabajo y por el ahorro” - Thomas Carlyle
En mis blogs anteriores te he hablado sobre cómo diferenciar lo que es un gasto necesario con un gasto deseo y la forma de categorizarlos para llevar un control de ellos. Si aún no lo has leído, puedes hacerlo a través de los siguientes enlaces:
https://weldynquezada.business.blog/2020/05/11/cuando-tus-deseos-superan-tus-ingresos/
https://weldynquezada.business.blog/2020/06/08/cuidate-de-los-gastos-silenciosos-los-gastos-hormiga/
Ahora es el momento de hablar sobre un tema que siempre estará presente en nuestras vidas pero que dependerá de nuestros hábitos y de nuestro conocimiento el mantener unas finanzas personales saludables, a pesar de tener deudas.
La deuda no es más que un compromiso u obligación que tienes con otra persona o con alguna entidad comercial o financiera, que debe ser saldado en un plazo establecido y que normalmente va de la mano con una carga financiera: la tasa de interés. El tema clave aquí es diferenciar entre lo que es una deuda buena con una mala.
“La deuda buena es un instrumento poderoso pero la deuda mala puede matarte” - Robert T. Kiyosaki
Deuda Buena
Es la que te permite apalancarte para adquirir un activo (todo lo que te genera dinero) que te ayudará a producir más dinero. Por ejemplo: el préstamo hipotecario para adquirir una propiedad como inversión.
Deuda Mala
Es la que pides dinero para cosas que no necesitas, que no tienes como mantenerlo en el tiempo y que no te genera ningún tipo de dinero sino más bien te lo quita cada vez de tu economía. Ejemplos: el consumo por el mal uso de las tarjetas de crédito, préstamo hipotecario para adquirir una propiedad para vivir sin contar los recursos para pagarlo o endeudarte en plazos por un viaje luego de viajar.
“En la vida no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”
Ya teniendo muy claro la diferencia entre ambas, ahora volvamos a la actualidad. Con la situación de la pandemia, la mayoría de personas se han endeudado mucho más aún debido a los recortes de ingresos (pérdida de empleo, reducción de sueldo o quiebra de negocio) e incremento de gastos (salud sobretodo) y sin haber tenido el hábito del ahorro (como manejar un fondo de emergencias para estos casos que lo hablaré en detalle en un próximo blog), la situación se ha puesto peor.
Ahora, te daré algunos métodos que te ayudarán a reducir tus deudas según la situación en la que vives y la que más se adapte a tus preferencias, pero antes lo primero que debes saber es con cuánto dinero cuentas para cubrir tus gastos necesidad (recuerda que son los que si o si tienes que consumir y pagar como los básicos) y cuántos meses los cubrirán.
El segundo paso es tener claro cuáles son todas tus deudas: el valor total de cada una, el plazo y la tasa de interés.
El tercer paso es sincerarte con quienes les debes (bancos, familiares, amigos) para renegociar la deuda con cada uno y llegar a un acuerdo de pago acorde a tu flujo de ingreso o situación actual.
MÉTODO TSUNAMI
Libera la deuda según la tensión psicológica que te produzca al hacer los pagos recurrentes de más a menos sin importar la tasa de interés.
MÉTODO EVEREST
Puedes enfocarte a salir de tus deudas empezando por las que mayor tasa de interés tenga.
MÉTODO BOLA DE NIEVE
Para mí es el más efectivo pero se requiere de mucha disciplina y paciencia:
• Identifica tus deudas desde la más pequeña a la más larga sin que te preocupe la tasa de interés. Recuerda que debes alistar tus deudas no por el valor mensual que pagas, sino el monto total de cada una.
• Ataca a la deuda más pequeña: Haz los pagos mínimos de las otras mientras te enfocas en salir pronto de la primera. (Tip: vende algo que no necesites y aplícalo a la deuda más pequeña)
• Haz que la bola de nieve ruede: Una vez que terminaste con la más pequeña, usa ese valor y aplica a la siguiente deuda más pequeña más el pago mínimo que usaste en la anterior y así hasta terminar con todas.
“Vive de acuerdo a tus ingresos. Y si quieres vivir mejor, incrementa tus ingresos, no tus deudas. Se trata de vivir para progresar, no para aparentar”.
Debes controlar tus emociones y analizar tus hábitos de consumo. No sirve de nada que te esfuerces mucho y en pleno arduo trabajo, vuelvas a endeudarte con cosas que realmente no necesitas.
Es de vital importancia adquirir el hábito de pre-ahorrar (pagarte a ti primero un porcentaje de lo que te ingresa) y si ahora se te hace imposible cumplirlo, enfócate de salir de tus obligaciones.
Para las personas casadas o que vivan con su pareja y compartan gastos como ingresos; es fundamental que trabajen siempre con un presupuesto para que exista un control y una visión de adonde quieran llegar como personas o como familia. Si aún no has leído mi blog sobre presupuesto, te invito a hacerlo a través del siguiente enlace:
https://weldynquezada.business.blog/2020/07/13/crea-tu-propio-mapa-de-compromiso-el-presupuesto/
Recuerda que eres el administrador de tu propio dinero; quién mejor que tú para manejarlo, sólo que debes aprender cómo hacerlo. No olvides siempre de educarte financieramente.