Continuamos con nuestro recorrido por la antigua Grecia y siguiendo el linaje filosofal. Ahora es el turno de hablar un poco sobre el pupilo de Platón (quien fue a su vez el de Sócrates) y sus poderosas frases: Aristóteles.
Nació en el año 384 A.C. en Estagira. Fue Filósofo, politólogo, preceptor, científico e incluso médico, Aristóteles fue una de las mentes más brillantes del mundo helenístico precisamente por su insaciable curiosidad y pasión por el estudio: un auténtico polímata, según el término griego, "el que ha aprendido mucho".
Al morir su padre, fue enviado a Atenas para ingresar en la Academia de Platón, donde permanecería unos veinte años: recibió una formación superior, se familiarizó con la filosofía platónica y terminó impartiendo él mismo clases de retórica como profesor.
Fue convocado también por el rey Filipo II de Macedonia, confiándole la educación de su hijo de trece años Alejandro, quien pasará a la historia como el gran Alejandro Magno.
Formó su propia escuela llamada el Liceo con obras que se han dividido en dos tipos: exotéricas y esotéricas.
A continuación, frases extraordinarias de alguien que ha aportado mucho hasta en la actualidad con su filosofía:
“Uno no sabe lo que sabe hasta que puede enseñar a otro”.
“Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer”.
“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.
“Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo”.
“La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad”.
“La calidad no es un acto, es un hábito”.
“La felicidad es el significado y propósito de la vida, la meta general y final de la existencia humana”.
“El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.
“Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará”.
“Somos lo que hacemos repetidamente. La EXCELENCIA, entonces, no es un acto; es un hábito”.